Tras recorrer la playa, como si fuéramos un barco de arrantzales, nos vamos al puerto de Plentzia, pues allí tenemos hoy el hotel.
El homenaje, de órdago, verduras y una tajada de un señor mero.
Mañana terminamos; a descansar.
Tras recorrer la playa, como si fuéramos un barco de arrantzales, nos vamos al puerto de Plentzia, pues allí tenemos hoy el hotel.
El homenaje, de órdago, verduras y una tajada de un señor mero.
Mañana terminamos; a descansar.