Mutriku – Lekeitio
Alardi 2013
Muchas veces, antes de empezar la aventura y ahora inmerso en ella, me he planteado la siempre presente posibilidad de fracasar.
Y si me tengo que retirar sin terminar?
Y si tengo una lesión muscular y tengo que abandonar?
Y si acabo exhausto uno de los días y me vuelvo para casa?
Y si no soy capaz?
Menudo fracaso!!
Menudo fracaso??
Pues no. Después de darle docenas de vueltas al tema, la conclusión que siempre me viene a la cabeza es que fracaso hubiese sido no intentarlo. Fracaso hubiera sido seguir con el sueño de hacerlo algún día, pero sin acabar de hacerlo.
Yo soy de la opinión de que en esta vida, de lo que más te arrepientes es de las cosas que queriendo hacerlas, no haces, o no hiciste (que sería peor, pues significaría que ya no puedes hacerlas). Te puedes arrepentir de algo que hayas hecho (a todos nos ha pasado), pero eso se acaba pasando, curando,…. Pero…arrepentirse de algo que no hiciste? Eso dura toda la vida….
Fracaso hubiese sido comenzar a diseñar la aventura y dejar que el proyecto se llenara de polvo en un rincón de mi cerebro.
Fracaso hubiera sido envejecer, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, acordándome de vez en cuando de aquella idea que me gustaría acometer.
Fracaso estrepitoso hubiese sido no embarcarse en ese proyecto que enamora tus sentidos, que detiene el envejecer, que nos demuestra que la rutina es lo mismo que seguir gastando nuestras células, en lugar de rejuvenecerlas con ilusión.
Estar aquí, hoy, en Mutriku, con el 50% ya realizado, con una tremenda ilusión por lo ya completado y, más aún, por lo que falta por hacer, y sabiendo que, salvo “cataclismo”, este proyecto va para adelante, que lo he comenzado y que lo voy a terminar…. Esto es un rotundo éxito.
Y, si pasado mañana me tuerzo un tobillo en Ogeia, o el penúltimo día me rompo algo bajando a Harribolas, el hecho de que lo he intentado me ha llenado de tal manera que esa posible retirada tampoco la tomaría como un fracaso. Porque he trabajado para cumplir un sueño y lo habría tenido en la punta de los dedos. Y, encima, estaría deseando recuperarme para volver a ese preciso lugar de la lesión para comenzar a andar de nuevo y completarlo.
No envejezcas sin proyecto.
No dejes pasar los años sin cumplir esos pequeños sueños que todos tenemos.
Ten sueños exigentes, y oblígate a intentarlos.