Plentzia – Kobaron
Alardi 2013
Hemos salido al tarde de Plentzia, pues el desayuno del hotel no comenzaba hasta las…9:30!!! Pero teníamos casi todo preparado y, tras rellenar el buche de hidratos de carbono y líquidos, hemos arrancado ésta nuestra última etapa.
Tras remontar un trocito del río Butroi, por el paseo sito en su misma orilla, hemos cruzado el puente hacia la estación del metro y hemos vuelto a doblar, esta vez en sentido contrario, hacia el mar. Tras unos 2-300 metros, hemos evitado Barrikabaso (sus dueños históricos nunca han querido gente paseando por allí y, por ello, no conozco camino alguno por el que se pueda transitar, con el fin de continuar por la costa), y nos hemos dirigido rectos hacia el Ayuntamiento de Barrika, por la acera de la carretera general.
Una vez en el alto de Barrika, nos hemos arrimado a la costa, a la altura de la cala de Barrika, antigua playa de Barrika que, debido a los peligrosos desprendimientos acabó dejando de ser playa y pasando a ser cala ( a tu cuenta y riesgo).
Justo por encima de los acantilados (es un paseo precioso), hemos llegado hasta la cala de Meñakoz, una de las más bonitas de todo el recorrido. Tras ella, hemos entrado en Sopelana y hemos pasado junto a “la triangu”, para seguido bajar a Peñatxuri y cruzar la playa Arrietara por la misma orilla. Al final de esta playa, hemos subido hacia Solondota y hemos bordeado por encima de la playa denominada “la salvaje”, cuyo nombre es en realidad Barinatze. En el centro de esta playa se encuentra la muga entre Sopelana y Getxo.
De ahí, hemos seguido por el precioso paseo hasta la zona de Azkorri, justo encima de la playa Gorrondatxe, para un poco más adelante, hacer lo propio también con la cala Alpenarri.
Seguido hemos llegado a La Galea y hemos visitado su faro, la torre de la señal sonora, el estupendo mirador sobre el Abra y el fuerte
Seguido, nos hemos acercado al molino de Aixerrota. Cuentan que antes de éste, en Euskal Herria, la molienda siempre se había hecho mediante muelas traccionadas por corrientes de agua, ya fueran de ríos o de la marea. Pero llegó una época de gran sequía, que duró varios años, en la que los cauces de los ríos no traían agua suficiente para la labor. Y un irlandés afincado por esta zona edificó este singular molino de viento que hizo que le trajeran grano de gran parte de Bizkaia, resultando exitosa su innovadora apuesta.
Por densas zona residenciales hemos transitado junto a la playa de Arrigunaga, el Puerto Viejo de Algorta (una “mancha” de casitas blancas de pescadores de la que surgió un municipio que ya cuenta con casi 90.000 habitantes) y, seguido, la playa de Ereaga y el muelle y puerto de Harriluze, también pertenecientes a Algorta.
Por Zugatzarte y el “Marítimo del Abra”, otro puerto deportivo, hemos llegado hasta la playa de Ondarreta y la desembocadura del río Ibaizabal. Allí hemos visitado el monumento a Evaristo Txurruka, creador del gran puerto de Bilbao. Hemos hecho un amigo a un cormorán viajero y hemos disfrutado del transbordo en el Puente Bizkaia, de Getxo a Portugalete.
Por la margen izquierda del Ibaizabal hemos bajado hasta Santurtzi para, evitando los kilómetros de tinglados existentes, llegar a Zierbena y a los pies de nuestro último monte; Punta Luzero.
Llevábamos muchos kilómetros en las piernas, pero hemos subido con la satisfacción y las fuerzas de saber cumplida nuestra labor y, tras cruzar la playa de La Arena (Zierbena) entre miradas hemos transitado por el puente de nuestro última desembocadura, la del río Barbadun.
Ya en Pobeña, hemos salido otra vez al mar y hemos hecho los últimos cuatro kilómetros hasta la muga con Cantabria por un precioso paseo que recomiendo a todo/a el/la que no lo conozca, pudiendo dejar para ello el coche en el mismo parking de Pobeña.
Tras esos últimos cuatro kilómetros, hemos llegado, entre lágrimas, a nuestra meta. Alardi 2013; misión cumplida.